Mensajes : 26 Fecha de inscripción : 21/12/2011 Edad : 55 Localización : Barcelona
Anoche le susurraba a un árbol con la oreja y las manos pegadas a su tronco. Le tomaba el pulso y notaba su respiración. Con el tiempo le sorprendí comunicándose con otro al agitar sus ramas, como si los árboles durmieran cuando no sopla el viento, ni siquiera una brisa.
Echad mis cenizas bajo un árbol y venid a escucharme también. Bajad a sus pies y abrazadnos con pasión, pues nada perdura en el tiempo como los mil pies de un árbol.